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El Chico Dhall © novel Chapter 42

Capítulo cuarenta y uno

Estoy cabreado.

¡¿Cómo es que la mandaron a ella sola a una misión de esa magnitud?!

Siempre supe que Zuani era una manipuladora. Era fácil de notarlo cuando los manejaba a su antojo en cada momento.

—No les dije nada precisamente para evitar que impidieran su partida e interfirieran con su objetivo, incluso Amir se dio cuenta mucho más tarde —los ojos verdes de él dan conmigo —cuando ocurrió lo de Elián.

Volteo a ver a mi padre —y te quedaste callado —digo firme y aprieto la mandíbula.

—Ella quería esto y de manera anónima, no quería que ustedes se involucrarán en algo donde todos podrían ser heridos.

Mi madre se levanta del sillón y se detiene al frente de él, levanta su mano enojada y la baja dándose la vuelta —No te... ¡AHHH! —sacude la cabeza con frustración y se gira nuevamente —que esto no vuelva a suceder —lo señala y sale del salón echando chispas.

—Irina —mi padre la llama sin tener respuesta de su parte y la sigue dejándonos solos con el causante de todo este circo y nuestra abuela.

Sus ojos azules dejan ver un destello rojo y lentamente mira a mi abuelo —Tú y yo tenemos que hablar —regresa a nosotros y asiente con los ojos cerrados antes de salir con mi abuelo detrás.

Solo quedamos los tres mayores...

Dejo caer todo el peso de mi cuerpo sobre el recostadero y masajeo mi sien ante el intenso dolor de cabeza que tengo, veo a Yannick apretar y abrir la mano intentando calmar la ira en su interior mientras que Kayla solo ve un punto fijo en la baldosa.

Todos estamos conmocionados por lo que acabamos de escuchar.

Era más que evidente que nuestra hormiga pudo morir, y no sólo ella, sino que también Lorena.

Me levanto llamando la atención de ambos y salgo del salón, subo las escaleras hasta su cuarto y antes de entrar me detengo al escuchar los gritos de dolor de mi prima quien está siendo atendida por la bruja.

Ella es la que más grave está.

Mi madre se posa a mi lado y los otros dos detrás de mí, mi padre se hace a un lado y abro las puertas para entrar a su cuarto, mi abuela nos hace una seña para que guardemos silencio mientras mi abuelo examina todo a su alrededor con detenimiento.

¿Ahora si estás preocupado, no?

Zuani poco a poco va despertando y me cruzo de brazos intentando parecer lo más normal posible para que no se note mi preocupación tanto por ella como por Jex.

Y hablando de Jex, aun no tengo ningún mensaje suyo, ni siquiera una llamada y estoy a punto de tirarme por la ventana para ir a su casa.

Salgo del cuarto dándole privacidad al señor Amir para que hable con nuestra hormiga y después entramos nosotros a hablar con ella, Kayla no aguanta y rompe en llanto, tira a correr y Yannick se va detrás de ella, me acerco para platicar, pero por alguna razón mi mente no está en el cuarto con ella.

Necesito ir con Jex.

Le doy paso a el integrante más pequeño de nuestra familia para que hable con su hija y bajo rápidamente, agarro las llaves del M8 y salgo disparado de la casa.

Lo siento, pero yo también tengo prioridades y ella es la primera en mi vida.

Piso el pedal a todo lo que da y meto cambio pasando a más de ciento sesenta por zona escolar, llego a su vecindario y no noto la moto del idiota en el café-Internet, mi corazón va a mil por hora y me estacionó mal justo al frente de su casa.

Lo primero que noto al llegar es que a penas se siente su olor en el aire.

Elián, Fally no me contesta... Ellas no están aquí.}

¡Mierda y más mierda!

Sabía que algo no andaba bien.

Camino hasta la puerta y la abro de una patada, observo como hay signos evidentes de lucha y un leve olor a la droga que usamos para adormecer a las personas que entran dentro del bosque a investigar sobre nosotros.

Subo las escaleras y entro a su cuarto revuelto de arriba a bajo, la presión se adueña de mi cuerpo al saber que esos malditos se la llevaron y muerdo mis labios con fuerza hasta hacerlos sangrar.

Juro por la diosa que ninguno de los que están con ella para alejarla de mi lado terminarán vivos.

Lo juro por como me llamo Elián Dhall.

Llevo mis pies a la entrada y me monto en el carro, conduzco hasta la casa y voy directo a la cocina donde están Yannick y Kayla haciendo algo para Zuani.

—Necesito su ayuda —pongo ambos brazos sobre la isla y ellos se miran entre sí.

—¿Qué pasa?

—Ayer deje a Jex en su casa después de un problema que hubo con su madrastra, pero todo fue una trampa y Ameth no localiza a Fally y ella no está... Ayúdenme, por favor, Jexi es importante para mí —agarro mi cabello con fuerza y cientos de imágenes donde no la vuelvo a ver más pasan por mi mente.

Le proporciono un golpe a la mesa que la quiebra en una parte y la rubia se acerca posando una de sus manos en mi espalda —Eh, tranquilo...

La veo —Lo sabía, sabía que algo andaba mal y no hice nada.

—Lamentándote no la encontraremos, ¿tienes su número de teléfono? —el chico de ojos verdes se limpia las manos con un trapo y se apoya de la isla.

—Teléfono... —Kayla me señala —hace un par de días te vi con una caja de iPhone, ¿era para ella? —asiento —¿introdujiste tu ID para ponerlo en función, cierto? —vuelvo a asentir.

—Dámelo —Yannick me tiende la mano y saco mi móvil del bolsillo, se lo doy e inmediatamente corre hasta su cuarto, la rubia y yo lo seguimos y él enciende el computador, empieza a hacer un montón de cosas que ninguno entiende y abre el mapa entero de California, nos hace seña para que nos acerquemos y señala el punto verde en movimiento —esa es ella.

—Elián y yo iremos juntos, tú te quedas aquí para avisarnos si hay algún cambio en el mapa, ¿vale?

—Estén atentos a cualquier mensaje, sobre todo tu Kayla, ya que necesito el móvil de Elián para seguir con la ubicación exacta y a tiempo real.

Los dejo a ellos con las explicaciones y salgo como alma que lleva el diablo hasta el garaje, agarro las llaves del lambo aventador y lo desbloqueo desde lejos, Kayla copia mi acto tomando el otro y enciendo el motor ya dentro.

Aferro las manos con fuerza al volante y doy una gran respiración para calmar un poco mi ira.

Espero que estén listos para enfrentarse conmigo, porque aquí voy y nada ni nadie me va a detener.

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