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El empresario del corazon roto novel Chapter 59

[Quentin]

Se escucha otro disparo más y tanto Vincent como yo volteamos a ver de dónde viene.

Así que veo a mi hermana parada en medio de todo con amabas manos en el arma y apuntándonos.

—Jacqueline.— Murmuro, pero ella sigue apuntando pero no sé a quién.

"Hmmmmm" Se queja Isabel mientras la pierna sangra manchando el pantalón blanco que trae.

—Isa.

—¡Cállate! — Grita mi hermana enloquecida.— Cállense todos ¿qué van a decir los vecinos? — Nos dice angustiada —¡Qué van a decir!— Repite entre lágrimas.

El silencio se hace en la sala por completo.

—Te lo pido Jaqueline, déjame ir con Isabel.— Le ruego.

Ella lanza un disparo a la nada y me protejo. Mi hermana ha enloquecido.

—¿Nunca me amaste? — Le dice a Vincent mientras las lágrimas caen sobre sus mejillas...— No me amabas.

—Amaba a Nadine, desde joven lo hice, desde siempre lo hice... y cuando se casó con Quentin me rompió el corazón... pero ella lo hizo por el bien de su familia ¿sabes? Porque yo no tenía nada de dinero y Quentin si... ¿Qué se siente saber cuñado que el amor de tu vida se casó contigo porque tenías dinero? — Se burla.

—Tenemos una hija Vincent, una niña para ella lo eres todo ¡Qué no entiendes! ¡Todo! — Y apunta hacia él.

Volteo a ver a Isabel que poco a poco va perdiendo el color.

—¡Llama a una ambulancia por el amor de Dios! — Grito.

—No, no, no... nadie sale de aquí hasta que yo lo diga ¡Me merezco saber que dice ese diario! ¡Dámelo!

Tomo el diario y se le hecho por el suelo mientras ella lo recoge y cómo puede lo abre. Ahí, ante ella están todas las confesiones de Nadine, esa mujer a la que yo le juraba amor eterno y ella simplemente escribía declaraciones de amor por Vincent, como lo veía, dónde, las veces que ella decía que venía a Nueva York a ver a mi hermana pero en verdad se revolcaba en mi piso, y por último la confesión de un asesinato que no fue llevado acabo. Donde ella decía claramente cómo le harían para deshacerse de mí y así quedarse con todo...Nadine viviría la vida feliz mientras yo yacería tres metros bajo tierra.

—Nadine, que finura de mujer ¿no? — habla a duras penas Isabel.

De pronto mi hermana comienza a reír como loca, lo hace entre lágrimas y risas como si no supiera qué hacer primero.

—Mejor me hubieras matado a mí.— Comentó tratando de recuperar el aire.

—¿Qué?— Pregunta Vincent de pronto.

—Sí, me hubieras matado a mí y así me hubieras evitado esta vergüenza de tenerte como marido y te hubieras quedado con la zorra de Nadine.

Sus palabras me duelen, pero sé que ella está llena de ira y coraje en este momento, sobre todo de vergüenza ya que mi hermana no acepta muy bien los escándalos.

—¡Mataste a mi sobrinos! ¡A los dos! A esos pobres niños que no tenían nada que ver! Los mataste maldito... — Y le vuelve a apuntar.

—Calma Jaqueline, te lo pido... por favor.

—¡Cómo quieres que me calme! Por años este idiota nos engañó a los dos ¡Nos hizo creer sus mentiras! ¡Nos engañó Quentin!

—Quentin.— Escucho la voz de Isabel.

Volteo a verla.

—Jaqueline , te lo pido... Isabel se está desangrando, por favor ¡Déjame atenderla! — Le ruego.

Ella asiente con la cabeza y yo con cuidado me voy moviendo poco a poco a Isabel y al llegar me rasgo la camisa para sacar un trazo de tela y ponerla en la pierna.

—Esa camisa me gustaba.— Bromea a duras penas.

—No importa, tengo más.— Le respondo y ella sonríe.

—Te odio Vincent, te odio, con toda mi alma, y jamás óyelo, jamás te voy a perdonar... ¡Jamás!

—No me importa, prefiero vivir en la cárcel que vivir en este infierno junto a ti.

Jaqueline vuelve a reír, lo hace de una manera descabellada y luego le vuelve a apuntar con la pistola.

—¿Quién dice que irás a la cárcel? Te gustan tanto vivir con Nadine, te daré el placer de irte con ella para siempre ¡Ojalá ambos se pudran en el infierno!

—¡No Jacqueline no! — Grito y de pronto se escuchan cinco balazos que esta vez tienen un sólo objetivo, Vincent.

El ensordecedor ruido nos cimbra, yo protejo a Isabel por instinto cubriéndola con mi cuerpo mientras ella casi no se mueve.

Volteo y veo a Vincent muerto y a mi hermana aún con las manos arriba apuntando.

—Quentin... — Murmura Isabel.— Tengo sueño... ¿Puedo dormir?

—No, no... escúchame Isabel... tienes que mantenerte despierta porque yo te amo ¿si? Yo te amo.— Le ruego mientras toco su rostro.— No te duermas mi amor, yo te amo...

Mi hermana nos ve —¿Cómo puedes volver a confiar? ¿Cómo puedes volver a amar? Tú dijiste que ya no lo volverías a hacer... —Y rompe en llanto—¡A mí nadie me amó! ¡Nadie! Mi matrimonio fue una farsa, mi hija fue producto de una farsa, estoy sola y sola, sola y ahora soy una asesina.

De pronto el mayordomo entra seguido de los policías.

—¡Una ambulancia por favor!.— Les grito.

—No puedo, no puedo con esta vergüenza... no puedo.— Escuchó a mi hermana.

Entonces ella se apunta la sien con el cañón de la pistola.— No puedo vivir con esta vergüenza.

—¡Baje esa arma! — Le gritan.

Me pongo de pie.— No Jaqueline, espera.

—No puedo vivir así, no quiero vivir así...— Repite.

—¡Baje el arma! — Le gritan.. Mientras le apuntan al pecho.

—¡No! Esperen es mi hermana... ¡No! Jaqueline te lo pido... veme, veme a los ojos, yo te quiero, tu hija te quiere, te lo pido, no por favor...

En eso Jaqueline aprieta el gatillo mientras cierra los ojos. El momento se pone en cámara lenta veo claramente cómo el mecanismo se activa y las lágrimas de mi hermana rodando por sus mejillas, de pronto se escucha un "click".

Todos nos quedamos en silencio mientras Jaqueline abre los ojos sorprendida... el arma no tenía más municiones.

—¡Tire el arma! ¡Tírela! — le gritan y ella sin poder hacer más lo hace haciendo que esta caiga en el suelo.

Los policías van directamente hacia ella y la esposa de inmediato.

Volteo para ver a Isabel que ya se encuentra con los ojos cerrados.

—¡Mi amor! No... espera... amor.— Le ruego mientras la tomó en mis brazos.

Los paramédicos entran de inmediato y lo primero que hacen es tomarle los signos vitales.

—Ha perdido mucha sangre, pero aún tiene pulso, necesita ir inmediatamente al hospital.

— Sí, sí, lo que sea...— Le ruego.

Jaqueline se encuentra esposada, sentada en uno de los sofás con la mirada viendo a la nada. Quiero acercarme pero veo como suben a Isabel en la camilla y me volteó.

—¿Qué pasará con mi sobrina? — Pregunto al policía.

—Se irá en custodia con nosotros y luego no sé...

—Yo me haré cargo de ella, no confío en la familia de Vincent, así que les pido que me avisen para poder ir por ella, no dejen que vea a sus padres así.— Le pido al policía.

—Sí señor.

Entonces voy hacia Isabel que yace dormida en la camilla.— Aquí estoy mi amor... aquí estoy.— Me murmuro y acto seguido voy tras ella.

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