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El empresario del corazon roto novel Chapter 64

[Isabel]

— Buenos días Isabel — Me susurra Quentin al oído y yo volteo a verle de inmediato. Él me pega contra su cuerpo y comienza a besarme sin aviso previo.

El beso es sensual y muy lento, como si quisiera probar cada movimiento que le pudieran dar mis labios, yo me dejo llevar, sus labios sensuales son adictivos y en este momento me hacen sentir deseada y feliz después de todo lo que pasó hace meses atrás.

Nos separamos para tomar aire, él me sonríe y con una de sus manos acaricia mi rostro mientras me ve a los ojos.—Eres tan bella Isabel.— Dice bajito y yo no respondo pero con mi mirada digo todo.—Me encanta estar junto a ti, nunca quiero que te vayas, que discutamos.

Ahora soy yo quien se prende a sus labios y comienza a besarle con todo el deseo que traigo dentro, fuego en otras palabras uno que estuve acumulando durante meses. Quentin ha venido a despertar en mí a la Isabel que muere de deseo por tenerle, esa que lo extrañó a morir. Él comienza a acariciar mi cuerpo, va por mi cuello bajando hacia mis brazos, cintura y piernas. Su mano fuerte se prende de una de ellas y la levanta dejándole más acceso a mi intimidad, que debo admitir, va despertando poco a poco el deseo en ella.

Le sigo el juego, en este momento parecemos dos adolescentes descubriendo el cuerpo del otro mientras esperamos que en cualquier momento nos descubran. Una de mis manos baja a su playera que trae por pijama y poco a poco busco un hueco para levantarla y tener contacto contra su piel. Puedo sentir sus abdominales y contar cada uno de sus músculos mientras su piel responde a mis caricias.

—Para ser un cuarentón o estás tan mal ¿eh?— Le murmuró y él sonríe sobre mis labios.

Subo un poco más y llego a su pecho, al sentirme, Quentin me pega más a él colocando una de sus manos en mi trasero y haciendo que nuestras intimidades se junten, acariciando mis glúteos y apretándolos.

—Me encantan tus glúteos, tienes el trasero más sexy que he visto.— Me dice bajito y sensual.

Tenía tiempo que no sentía su miembro excitado cerca de mí, y el roce de Quentin me provoca de maneras inimaginables, la verdad es que a veces no puedo creer la suerte que tengo al haberle conocido, algo bueno debí haber hecho en otra vida.

Deslizo mi mano derecha de su abdomen hacia su ingle y sin rodeos comienzo a acariciar su miembro por arriba del bóxer provocando que él gima despegando ligeramente sus labios de los míos.— Isabel.— pronuncia mi nombre mientras continuo.—Te amo — Murmura y yo sonrío inmediatamente al escuchar esa frase.

—Te amo más.— Respondo.

Dejo por un instante de tocarlo, y tomo con mi mano la suya que tiene libre en ese momento y la llevo a mi braga.—Tócame Quentin.— Le susurro con deseo.—Te lo pido.

Bajó de nuevo mi mano hacia su bóxer y continuo acariciando su miembro completamente duro por encima de la tela. Él sigue mi ejemplo y empiezo a sentir que con la yema de los dedos acaricia la tela de mi braga despertando en mi esas sensaciones que tanto me gusta sentir a su lado, mi humedad le gusta, lo sé porque me susurra al oído.— Me gusta cuando te pones así de excitada.

— Dios.— Susurro mientras siento su mano sobre mí, jamas pensé que el pasar tanto tiempo sin sexo me haría sentir como la primera vez en este momento.

No dejamos de besarnos, pero debemos admitir que ahora la concentración está enfocada en otro lado. Con mi mano aprieto un poco el miembro de Quentin y él deja de besarme.— Por debajo del bóxer Isabel.—Me ruega.—Déjame sentirte, extraño que me toques.

Yo también necesito sentirlo, así que dejo de acariciar por encima y con toda la delicadeza que puedo pongo mi mano por debajo del bóxer tocándolo directamente piel a piel.—Isabel.—Susurra mi nombre en mi oído y siento como él hace lo mismo conmigo.

Sus dedos acarician sin pudor mi intimidad y a mí se me escapa un gemido.Tomo su mano y le indico donde tocarme.—Aquí Quentin, es ahí.

Regreso por debajo de su bóxer y después de las debidas indicaciones todo es perfecto, mientras yo lo acaricio, él me indica donde apretar o cómo jugar con él, y yo sintiendo su mano acariciarme me está volviendo loca.

—Más rápido.—Me susurra. El concentrarse en lo que está a punto de pasar hace que me deje de besar y sólo me mira a los ojos.—Me voy a venir.— Lo dice en alto y de pronto se acerca a mi rostro y me besa devorándome completamente los labios.

Puedo sentir su cuerpo tenso y después relajándose por el placer. Su respiración agitada y la sonrisa que tiene en los labios me indican que lo ha disfrutado. Aún sin sacar la mano de su bóxer, él me acerca a su cuerpo de nuevo y vuelve a acariciarme justo donde le dije, Quentin sabe de dónde tocarme, de eso no hay duda.

Me ve a los ojos, sé que ahora es mi turno, sus dedos juegan con mi intimidad y no puedo evitar gemir y mover mis caderas en señal de la evidente excitación que siento.—Isabel, quiero que termines.— Sentencia y vuelve a besarme. El movimiento circular que está haciendo con sus dedos me está llevando por un camino donde no hay retorno, no puedo parar y no quiero, hace tanto tiempo que no me tocaba así que creo se me había olvidado lo bien que se siente.

—Más rápido.—Le indico.—Presiona un poco más.—Le guío.

Quentin lo hace y sigue aumentando la velocidad hasta que me regala un orgasmo que libera toda la tensión de mi cuerpo y lo recorre sin que yo puedo ponerle freno. Saco mi mano de su bóxer y la pongo sobre mi intimidad pidiéndole que pare.

—Quentin.— pronuncio su nombre mientras él me besa de nuevo provocando millones de sensaciones en mi.—Te amo. Él lanza una leve risa para luego darme un beso sobre los labios.

Mi cuerpo comienza a tranquilizarse y mis sentidos vuelven poco a poco a la realidad —Yo también te extrañaba mi amor.—Me murmura y vuelve a besarme

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