Login via

El empresario del corazon roto novel Chapter 83

[Quentin]

(Diciembre)

Es oficial, voy a ser padre con la mujer de mi vida y aún no lo puedo creer. Sólo hace un año me encontraba tirado sobre el suelo de mi piso llorando por el Nadine y mis hijos mientras un ataque de pánico me mantenía sin respirar en medio de todo, a lo lejos la voz de Isabel consolándome y diciéndome que todo estaría bien, ahora ella se encuentra a mi lado acariciando su vientre y leyendo un libro de nombres para bebés indecisa por escoger uno.

—¿Qué te parece Daniel y si es niña Danielle? — Me sugiere y yo sonrío.

—Me gusta, pero ¿mejor no quieres esperar a saber qué es? — Sugiero.— A veces uno simplemente ve la cara del bebé y dice “Hmmmm te llamarás así”

—¿Así le hiciste tú cuando nacieron tus hijos?

—Algo así, no tanto. Tenía unos nombre en mente pero nunca los dije, hasta el momento.

Ella se incorpora un poco más y dejando el libro al lado, reposando sus manos sobre el vientre que ya se nota. Fue muy gracioso porque tan solo me dio la noticia dos semanas después el bebé hizo aparición causándonos mucha alegría. Dice Isabel que quería mantenerse en secreto para poder ser una sorpresa de cumpleaños. Después la vida giró todo en torno a ver como el bebé se desarrollaba, los primeros ultrasonidos juntos, la emoción de Lea al verlo y la primera Navidad donde crac

—¿Tú le pusiste el nombre a tus hijos?— Pregunta.

—A los dos, Nadine nunca estuvo muy interesada en nombrarlos y después de los acontecimientos que pasaron ahora entiendo el porqué. Sin embargo, a pesar de todo lo que sabemos Nadine fue buena madre con ellos, los quería, de eso doy crédito.

—¿Te puedo preguntar algo? — Me dice curiosa.

—Lo que desees, y creo que sé por donde va tu pregunta.

—¿Algunas vez llegaste a pensar que François y Théo no eran tuyos?— Me comenta.

—Siempre fueron míos, yo los crié, yo les di amor… son míos.— Contesto serio y ella se acerca hacia mi y acaricia mi rostro.

—No fue mi intensión…

—Lo sé, no es algo que me moleste sólo que me guste dejarlo en claro, cuando ellos nacieron yo no sabía nada de la infidelidad de Nadine así que jamás pasó por mi mente que no lo fueran. Pero, hablando del bebé actual, tengo una sugerencia de nombres que puedes aumentar a esa lista que vienes haciendo desde el día de mi cumpleaños.

—Dímelos.

—Si es niño me gustaría que se llamara Olivier y si es niña Adelaide.

—Hmmmm Olivier Valois Osher o Adelaide Valois Osher… suena bien. Será considerados en la larga lista de nombres.

Isabel se levanta con cuidado y saca del cajón de la mesita de noche la libreta con la lista de nombres que le quiere poner al bebé y los agrega en las respectivas columnas. Voltea a verme y me sonríe.

—Muy bien esta es la dinámica señor Quentin, de aquí al próximo ultrasonido tacharemos los nombres que no nos gusten hasta que dejemos a dos candidatos de cada sexo ¿te parece? De ahí cuando sepamos si es niño o niña tomamos los nombres que corresponden y decidimos.

—Si es que se deja ver.— Respondo.— Porque recuerda que nos dijeron que hasta el sexto mes más o menos es oficial.

—Verás que sí, es cuestión de que se lo pidamos, además este bebé tiene tantas ganas de que sepamos que estoy segura lo hará oficial al quito mes.

Isabel se recuesta de nuevo e inmediatamente voy hacia ella y descubro su vientre subiendo ese suéter largo tan calientito que tiene y lo beso.

—Hola mi amor… ¿Podrías moverte? Quiero saber que todo está bien allá adentro.

Mi esposa se ríe mientras acaricia mi cabello provocando que mi piel se erice. Comienzo a besar su vientre con ternura hasta que siento una pequeño movimiento y sonrío. Estos momentos ya los había vivido antes, pero debo admitir que esta vez se siente muy diferente, quiero pensar que cada uno de los que pasé fueron únicos y ahora estoy viviendo otro que recordaré el resto de mi vida.

—Petite bébé ¿Podrías dejarte ver? — Le pregunto y recibo una patada por respuesta—¿Será un sí? ¿Será un no?

—Posiblemente es un “papá me da cosquillas tu barba”

—¿A ti o al bebé? — Pregunto divertido.

Me levanto de nuevo y voy hacia su rostro y la veo. Enfoco mis ojos en su boca e Isabel responde con un beso que por ese momento me quita el aliento.

—Espero que se deje ver, ya que la noticia podría ser mi regalo de cumpleaños.

—Esperemos, si no podrá ser el regalo de reyes de Lea.— Contesto.— Como lo veas este bebé ha sido un regalo para los tres, tal vez en abril haya un celebración y el bebé nazca justo ese día.

—Lo único que sé es que nacerá en primavera, tal vez deberíamos ponerle primavera en francés… hmmmmm Printemps Valois.

—Me gusta más Daniel o Danielle, un poco más entendible.

—Muy bien, Printemps queda descartado.— Comenta entre risas y saca de nuevo su lista y lo Tacha.

—¿Es en serio? ¿Estaba considerado?

—Sí, porqué no…pero ya se descartó, Léa también sugirió algunos pero no creo que sena muy viables.— Confiesa y al enseñarme el nombre niego con la cabeza.

—No creo que Henri sea buena idea.

—Te lo dije, aún así la pequeña no tiene la culpa.

La beso sobre la frente. — Te tengo una buena noticia.

—Dime.

—Hablé con Pablo del Moral, y me dijo que tiene una amiga que puede ayudarte a abrir el restaurante y posicionarlo en uno de sus hoteles pero en este momento no están en la ciudad, así que cuando regresen él hablará con ellos.

—Perfecto, porque en este momento sólo quiero concentrarme en el bebé y su bienestar así que cuando sea el momento nos presentarán ¿no crees?

—Lo creo.

Vuelvo a besarla y a pasear mis manos por debajo de su suéter para tocar sus pechos y ella gime mientas siente la excitante sensación de mi tacto. Veo su rostro y me enciendo de inmediato ya que cómo siempre ha comenzado a morder sus labios. De pronto ella me separa de inmediato—¿Crees que puedas esperar un momento? Es que voy al baño.— Dice avergonzada por lo que acaba de interrumpir y yo simplemente me río.

—No te preocupes amor, aquí te espero.— Contesto y ella se pone de pie y camina hacia el baño.

Después de unos días de espera, de tachar nombres y preparar todo para el cumpleaños de Isabel. Por fin ha llegado el día en que iremos al obstetra para saber si nuestro bebé se deja ver y de una vez por todas sabemos si es niño o niña situación que ha dividido la casa en dos debido a las preferencias. Mis suegros quieren niño para que Thomas no sea el único niño y Lea quiere una hermanita para poder jugar con ella. Así que después de ir al doctor y de enterarnos del sexo una fiesta de cumpleaños/revelación en caso de que lo sepamos.

Llegamos nerviosos al consultorio pero más emocionados y expectantes de lo que pueda suceder, ya que nos han dicho que no es seguro que se pueda ver y que hay bebés que hasta el último día no revelan su sexo, por lo que nos enfocaremos mejor a que esté sano, sin complicaciones y creciendo día a día.

Isabel se recuesta sobre la camilla mientras yo le ayudo y la acomodo, la tomo de la mano la beso haciéndole saber que estoy aquí y que como siempre estamos juntos en esto.

—¿Esta vez no vino la pequeña Lea? — Nos pregunta el obstetra.

—No, se quedó en la casa, quiere sorprenderse junto con sus abuelos en caso de que sea posible.— Contesta Isabel.

—Esperemos que si.

El obstetra se prepara y prepara a mi esposa para luego apagar las luces y comenzar a pasar la pequeña paleta sobre su vientre abultado y en seguida se escucha el corazón fuerte y sonante de nuestro bebé que hace que toda mi piel se erice de la emoción. Él comienza a revisarlo, a tomar fotografías y nos indica dónde están sus brazos, piernas y su rostro que enseguida me hace sonreír. Ahí está, nuestro bebé, ya puedo imaginarlo pero deseo pronto poder verlo y cargarlo entre mis brazos.

—Bueno, pues este es el momento de la verdad veremos si se deja ver.— Nos comenta y comienza a pasar la paleta hasta que voltea y nos sonríe.—Si se dejo ¿quieren saber?

Isabel voltea a verme y me sonríe.— Si por supuesto que sí.— Le digo.

Mi esposa suspira.— Yo no.— Confiesa.

—¿Qué?

—Yo no, todo esto ha sido una aventura contigo y así quiero que siga, por lo que me gustaría no saber. Sé que lo pensaba de regalo de cumpleaños pero… ya no. Le diremos a la familia que no se dejó ver de nuevo y mantendremos el misterio hasta el día del nacimiento ¿te parece?

Asiento con la cabeza.

—Perfecto, entonces apuntaré aquí para no revelar el sexo del bebé y los sorprendidos seremos tres.— Bromea el obstetra y tanto Isabel como yo reímos.

—Lo importante es que nazca sano y que se feliz.— Comento.

—Y así también tenemos tiempo de decidir entre Isabelle, Adelaide, Olivier o Alexandre.

—Me parece perfecto mi amor… entonces, que así sea.

Comments

The readers' comments on the novel: El empresario del corazon roto