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Enamorándome de mi esposa provisoria novel Chapter 70

Capítulo 70

a expresión de Samuel se endureció. Por mucho que Kathleen le maldijera, no tenía ninguna queja.

Sin embargo, cuando la oyo expresar su deseo de marcharse, se sintió, sin saberlo, muy nervioso.

-No puedo soportar vivir un dia más contigo. Vamos a divorciarnos de inmediato -Kathleen se mordió los Labios-. Allora solo siento asco al verte.

Un aura fria emanaba del cuerpo de Samuel.

– ¿Por que no me dijiste que estabas embarazada?

– Jaja – Kathleen dejó escapar una mueca-. Nada habria cambiado aunque te lo dijera. Antes, cuando te pregunté que debía hacer si me quedaba embarazada, me dijiste que abortara el bebé.

Samuel se quedo helado al oír eso. Recordó que, en efecto, habia pronunciado esas palabras. Por aquel entonces, no esperaba enamorarse de ella en el futuro.

cAsi que eso pasó… >> Sin embargo, sus sentimientos por ella acabaron cambiando. Descubrió que la mujer había empezado a gustarle.

«Si me dijera que está embarazada, yo no…>>

Las lágrimas colgaban de las pestañas de Kathleen.

-Samuel, teniendo en cuenta mi buen comportamiento durante los últimos tres años, ¿puedes aceptar divorciarte? Ya no te amo.

Ella ya no sentia nada por este hombre.

Podria dejar de lado los asuntos del pasado. Sin embargo, ahora que el planeaba dejar que Nicolette se librara sin más, no se atrevia a perdonarlo ni a seguir viviendo con el.

– Deberías descansar -sonó la voz profunda de Samuel.

Kathleen estaba agotada hasta el punto de que no queria seguir discutiendo con el. Cerro los ojos y lo ignoro por completo. También retiró su mano de su agarre y le dio la espalda.

Samuel sintió un flujo de dolor en su corazón y las punzadas que le siguieron. Esperó a que Kathleen se durmiera antes de levantarse para irse.

Llego al lugar donde estaban encerrados Sara y los demás. Los que participaron en el procedimiento fueron capturados. Estaban arrodillados ante él, con los ojos llenos de desesperación.

-Sr. Macari, pense que la instrucción venia de usted -Sarah temblaba de miedo.

– Solo te ordene que protegieras a mi esposa!

–La voz sonaba Igual a la luya -explico Sarah.

Los ojos de Samuel parecían un abismo sin fondo que podia devorar todo

-¿Crees que te pediria que la protegieras y luego te ordenaria que la drogaras y le hicieras daño al segundo siguiente?

Sarah se mordió los labios y permaneció en silencio.

-Además, descubri que alguien instaló un troyano en tu teléfono y lo manipulo. Ese mensaje de voz no es mio.

-Sr. Macari,ino tengo ni idea de lo que está pasando! No sé nada -insistió.

Una luz fria parpadeo en los ojos de Samuel.

– Solo se aprende la lección ante la muerte! ¡Hazlo!-ordenó, y dio unos pasos hacia atrás.

Dos guardaespaldas se acercaron y arrastraron a Sarah ante una piscina. Al darse cuenta de lo que estaban a punto de hacerle, ella luchó por liberarse con todas sus fuerzas.

-Sr. Macari, por favor, no haga esto. Le ruego que me de otra oportunidad. Protegere de todo corazón a la Sra. Macari…

Sin embargo, la expresión de los ojos de su jefe seguia siendo fria y distante.

-¿Qué esperan?-dijo a los guardaespaldas. Sin dudarlo, los guardias la sumergieron en la piscina.

Cuando ya era casi la hora, tiraron de ella hacia arriba y repitieron la misma acción hasta que no pudo aguantar más. A pesar de ello, Samuel no pidió a sus hombres que se detuvieran.

El médico y las enfermeras arrodilladas al lado se estremecieron al presenciar la escena.

-Sr. Macari, por favor, perdónenos -gimió el médico-, pensábamos que era usted quien nos habia dado la orden. También supusimos que haría cualquier cosa por la señorita Yoeger, ya que la quiere mucho.

-¿Haria cualquier cosa por ella? –la crueldad brillo en los ojos de Samuel.

-Sr. Macari, no puede culparnos por eso. Nicolette fue la que lo dijo -suplicó el médico. Samuel se limitó a resoplar:

-¿Qué te ha llevado a tener semejante idea?

El médico respondió con ansiedad:

-Sr. Macarlino visitaba usted a Nicolette a menudo en el hospital y la colmaba de cuidados porque la adora más que a Kathleen? En particular, siempre la acompañaba a la residencia de los Yoeger, aunque su familia la aborrecia. ¿No era eso por amor?

El cuerpo de Samuel se puso rigido de repente. Su mirada contenia una frialdad glacial que hizo que el entorno se oscureciera.

“¿Todo esto sucedió por mi culpa? Se dio cuenta de que solo tenia que culparse a sí mismo por haber llevado a los demás a formarse tales ideas erróneas, lo que les permitia intimidar a Kathleen sin descaro.

-Parece que Kathleen aun podia ser salvada en ese momento, pero por que la enviaste a la morgue en su

jugar la mirada de Samuel se volvió siniestra. También vas a insistir en que te autorice a quitarle la vida a alguien?

El medico miro hacia Sarah.

– Fue su idea.

Sarah, que fue arrastrada, escuchó el comentario del doctor y se desplomó de rodillas, suplicando:

—Sr. Macari, por favor, no me torture más. ¡No me atrevería a hacerlo de nuevo! Se lo prometo.

-Ya te he dicho que no hay próxima vez -comentó él con crueldad-. Sólo quiero saber quién te permitió hacer tal cosa.

Sarah jadeo para tomar aire.

– Fue Nicolette.

– ¿Por qué eres tan obediente con ella? – la mirada de Samuel se volvió fría.

Sarah frunció los labios.

-Su madre una vez le hizo un favor a mi padre.

-El troyano en tu teléfono, ¿también fue obra de ella? – la voz de Samuel carecía de calidez.

Sarah asintió:

-Si. Dijo que Kathleen se rendiria por completo si se lo enseñaba.

Cuando recordo la expresión apenada pero fría de su esposa, sintió como si alguien le hubiera clavado un cuchillo en el corazón.

-¿No tienes miedo de que te mate?-una mirada despiadada cruzó los ojos de Samuel.

– La Sra. Yoeger dijo que usted la ama más que nada. Por lo tanto, mientras ella ruegue por nosotros, nos dejaria libres -Sarah se armó de valor-: Sr. Macari, ya que la Sra. Yoeger está fuera de peligro, ¿no significa que no hemos hecho nada malo?

Tanto el médico como las enfermeras asintieron:

– ASi es. Hemos salvado a su amada.

“¿Cómo pudo tratarnos asi después de haber salvado la vida de su amada?», penso.

Una sonrisa sardonica se dibujo en el rostro de Samuel. Sin embargo, en el fondo sentia el corazon roto.

-¿Mi amada? – las palabras de Samuel estaban cargadas de sarcasmo- ¿Crees que me conoces muy bien?

Sus comentarios los dejaron atonitos.

«¿No es asi?»

Tyson reacciono impasible;

-Si el señor Macari amaba a Nicolette iban a seguir encerrados aquí?

El médico y las enfermeras se quedaron boquiabiertos: «Nos equivocamos?

Oué montón de tontos –Tyson les lanzó una mirada que les helo hasta los huesos. «Ellos mismos se lo buscaron. Se lo merecen penso.

Samuel se puso en pie y ordeno:

– Tyson, te lo dejo a ti. Deberias saber qué hacer.

– Puede contar conmigo, Sr. Macari-acató.

Samuel se despidió entonces.

-Està claro que se lo buscaron -Tyson se burló-: Prepárense para ir al infierno.

-¿Como ha ocurrido esto? –Sarah no podía comprender la situación. ¿Por qué al Sr. Macari le gustaría Kathleen?

Tyson miro a la mujer, que estaba empapada de pies a cabeza.

-¿Que tan estúpida puedes ser? Si el Sr. Macari no sintiera nada por Kathleen, habria solicitado el divorcio de inmediato una vez que Nicolette hubiera regresado. ¿Creias que seguia retrasando el divorcio por lo de la medula? Debiste haber asumido que el envió gente a viajar por todo el mundo para encontrar una médula osea adecuada para Nicolette porque la amaba. Pero no. Fue sólo porque no quiere que la señora Macari done la suya a esa mujer, jidiota!

Sarah se sorprendió por sus palabras, Ella siempre pensó que Samuel solo tenia a Nicolette en su corazón. Por eso estaba dispuesta a escuchar las instrucciones de la mujer y no esperaba que la situación acabara asi.

«¿Voy a tener una muerte terrible hoy?>>

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