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Enamorándome de mi esposa provisoria novel Chapter 71

Capítulo 71

Kathleen se desperto después de haber dormido poco tiempo.

Durante los últimos tres días, había estado dependiendo de los gotcos intravenosos para obtener todos los nutrientes necesarios. De ahí que se sinticra hambrienta después de despertarse.

Se sento, queriendo buscar algo de comer en la sala.

Para su sorpresa, vio a Christopher sentado junto a su cama.

-¿Chris? -Kathleen se quedó sorprendida. ¿Llevas mucho tiempo aqui?

Christopher asintió.

-Llevo un buen rato aqui. No te desperté porque me di cuenta de que seguias durmiendo.

Kathleen frunció los labios.

-Siento las molestias.

-Tu eres el paciente. ¿Por qué te disculpas? -Christopher la miro, con el corazón dolorido-. ¿Tienes hambre?

Kathleen se sintió un poco avergonzada cuando respondió:

-Un poco.

-No parece que tengas sólo un poco de hambre. -Christopher se puso en pie y sacó la fiambrera térmica que había traido-. Has estado inconsciente durante tres dias. No has tomado nada aparte de los goteos intravenosos. Mi madre te hizo algo de avena. Toma, prueba esto.

-Oh, no tenias que molestar a la tia Emily. -Kathleen se sintió mal.

– Por favor. No nos trates como extraños. -Christopher le sirvió un poco de avena-. También hay algunos aderezos aquí. Puedes comerlos con la avena.

-De acuerdo. -Kathleen tomó la cuchara de él y comió despacio.

Comió con bastante gracia.

Además, su lamentable aspecto hizo que el corazón de Christopher se resintiera.

En ese momento, levanto la mano y la colocó sobre la cabeza de Kathleen.

-Puedes confiar en mi, Kate.

Las mejillas de Kathleen se sonrojaron y bajo la cabeza sin hacer ruido.

Christopher sonrió suavemente.

-¿la cobertura se ajusta a tus gustos?

Kathleen asintió.

-Eso es genial. Fui yo quien lo preparo. –Christopher esbozo una débil sonrisas,

Kathleen se quedo atonita.

-¿Lo hiciste?

-¿Que pasa? ¿Creias que no sabía cocinar? -Christopher sonrió. Tengo grandes habilidades culinarias. sahes? Si no me crees, le haré algo de comida y te dejaré probarla la próxima vez.

-Te creo. – Kathleen tomó otro bocado de la avena-. Tu nunca mientes.

Confiaba en Christopher.

Todos sus conocidos decían que Christopher era un caballero que vivia según sus principios.

Nunca diria mentiras.

Por lo tanto, ella creia que nunca lo haria.

Mientras Christopher la observaba comer, dudó un momento antes de preguntar:

-¿Tienes algun plan?

La voz de Kathleen se volvió sombria.

-Planeo divorciarme de Samuel y cortar todos los lazos con él.

Christopher fijó su mirada en ella.

– ¿No estas considerando darle una segunda oportunidad?

Kathleen negó con la cabeza.

– Me temo que podria estar malherida para entonces.

Dudó una vez, lo que le costó la vida a dos de sus hijos no nacidos.

Si seguía siendo obstinada, podria perder su propia vida al final.

Christopher asintió.

-De acuerdo, lo entiendo.

Mientras ella se mantuviera firme en su decisión, él podria ayudarla a salir de esa terrible situación.

En ese momento, la puerta de la sala se abrio de un empujon.

Samuel entro, llevando la comida que habia traido para Kathleen.

Cuando vio a Christopher en la habitación, la mirada de Samuel se Oscureció y pronuncio con tono frio:

-¿Por qué estás aqui?

-Mi madre le preparo unos copos de avena y me dijo que se los trajera-respondió Christopher impasible.

Samuel le lanzó una mirada fria.

Es asi? Es obvio que Christopher tiene motivos ocultos hacia Kathleen. Es claro que está tratando de aprovecharse de ella».

Christopher se puso en pie. Con voz severa, dijo:

-Samuel, puedes dejar de hacer conjeturas en tu mente. Te voy a decir con honestidad que me gusta Kathleen. De hecho, me gusta desde hace diez años.

Kathleen se quedó helada.

«¿Qué ha dicho? ¿Le gusto? ¿Desde hace diez años?»

Samuel agarró los objetos en sus manos con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron.

-Pero ella no te quiere.

Christopher miro el delicado pero pálido rostro de Kathleen con una mirada desgarradora.

-Kate, yo fui la persona que te sacó del agua hace diez años.

La mirada de Samuel se ensombreció y se volvió rápido hacia Kathleen, que frunció las cejas.

-Lo sé -dijo ella.

Christopher se quedó boquiabierto.

-¿Lo sabias?

Kathleen asintió.

-Lo sabia desde el principio.

Christopher se quedó perplejo.

-Entonces, ¿por qué dijiste que Samuel era tu salvador? Me quedé pensando…

Kathleen le miró con calma.

–Ese es otro asunto,

Confundido, Samuel preguntó:

-¿Te he salvado?

Kathleen le lanzó una mirada fria

– Como era de esperar, no lo recuerdas.

Cuando ocurrió esto? Dime. -Samuel dio un paso adelante y le agarró la muñeca.

Habia vuelto a perder peso en los últimos tres días. Su muneca estaba demasiado delgada.

–Por qué debería decirtelo? –Una mirada de desdén pasó por los ojos de Kathleen- ¿Qué sentido tiene decirtelo? Cambia algo?

Samuel exigió con severidad:

—¡Dime!

Kathleen le lanzó una mirada sin emoción.

– Nunca lo sabrás.

Samuel la miró fijamente.

Sabia que Kathleen le odiaba, y el odio habia contrarrestado su amor por él durante los últimos diez años. Sabia que Kathleen ya no le queria. Aun asi, a Samuel le dolia el corazón.

Mientras tanto, Christopher frunció el ceño.

Al principio pensó que Kathleen se daria cuenta de que se había enamorado de la persona equivocada una vez que el le dejara las cosas claras. La verdad es que ella lo sabia desde el principio.

-Chris, gracias por traerme la avena. Hay algunas cosas de las que Samuel y yo todavia tenemos que ocuparnos. ¿Podrias ir a casa primero? -dijo Kathleen agradecida-. Y gracias por salvarme.

Christopher le dedicó una mirada seria.

-Te veré de nuevo mañana.

-De acuerdo. – Kathleen asintió.

Con eso, Christopher se dio la vuelta y se fue.

Pronto, Samuel y Kathleen fueron los únicos que quedaron en la habitación.

Los ojos de Kathleen eran bonitos, pero al mismo tiempo tenían una mirada gelida.

–Samuel, varnos a divorciarnos.-La voz de Kathleen era ronca y fria- Tú y yo no podemos seguir viviendo juntos. No nos torturemos.

-¿Ya no me quieres? -Samuel susurro roncamente.

-No te quiero. Ya no te quiero. La mirada de Kathleen era tan fria como si tuviera una capa de escarcha-. Sarnuel, no hay lugar a discusión para este asunto.

-No te creo –Samuel la abrazo y le puso la barbilla en el hombro-.¡No te creo, Kate! ¿Como pudiste dejar de amarme asi como asi?

Kathleen no le devolvió el abrazo. Se limito a colocar sus braros sobre las sábanas.

Porque he renunciado a ti. No te preocupes. Aunque no te ame, puedo amar a otra persona.

Solo había perdido la caracidad de amarlo.

A Samuel le dolía mucho el corazón. Se sentía muy deprimido.

-Kate, por favor, dame otra oportunidad. ¿Por favor? -Samuel estaba en pánico.

No sabia como recuperarla.

– No.-Habia una profunda decepción en su voz-. Samuel, no tengo la energia para amarte más. De verdad. No la tengo. Lo que quiero ahora es vivir en un mundo en el que no existas y olvidarte poco a poco. Quiero eliminarte de mi vida por completo.

«Quiero deshacerme de él, aunque me duela. Me sentiré entumecida después del dolor, de todos modos. Después de eso, me acostumbrare. No me dolerá una vez que me haya acostumbrado. La herida sanará poco a poco. Para entonces, habré olvidado a Samuel por completo».

-Samuel, quiero empezar una nueva vida. – La mirada de Kathleen seguía siendo tan gélida como siempre -. Durante los últimos diez años, mi vida ha girado en torno a ti. Quiero vivir una vida sin ti. ¿Puedes dejarme hacerlo?

Samuel la abrazo con fuerza.

-¡No! ¡Kate, debes amarme! Debes hacerlo.

Kathleen se burló:

-Samuel, eres el hombre más codicioso y desvergonzado que he conocido. ¿Intentas tener varias relaciones al mismo tiempo? Lo siento. No puedo ser parte de eso.

– Kate, no tengo varias relaciones. Tú eres la única que tengo. -Samuel estaba entrando en pánico de verdad – Por favor, no me dejes, Kate. Te daré tiempo para recuperarte, ¿de acuerdo?

Kathleen respiro profundo.

–Claro, pero tengo una condición.

-Bien ¿Qué es?

Estaba decidido a acceder a cualquier petición que ella le hiciera.

-Quiero que Nicolette pague el precio -dijo Kathleen con frialdad- Quiero que no pueda caminar por el resto de su vida.

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