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Enamorándome de mi esposa provisoria novel Chapter 114

Capítulo 114

Kathleen penso que si no fuera porque Madeline es autista, habria sospechado que Samuel le había enseñado adrede a decir esas palabras,

«Ese imbécil es capaz de todo!>>

-Le echo de menos. -Madeline hizo un mohin.

-De acuerdo – Kathleen asintió con resignación antes de mirar a Federick-. Adelante, llámalo entonces.

Este ultimo tanteo su bolsillo.

– Me he dejado el teléfono en el coche.

Kathleen se quedó sin palabras.

– ¿Por qué no le llamas en su lugar? -sugirió.

Se

– No tengo su número de teléfono -murmuro en respuesta.

-No ha cambiado su número, así que deberías ser capaz de memorizarlo, ¿verdad? -pregunto Federick.

Kathleen se mordió el labio. Recordaba el número de teléfono de Samuel, pero no esperaba que siguiera usando el mismo numero. Mirando la cara de agravio de Madeline, sacó su teléfono y le llamó.

Después de dos pitidos, la llamada fue atendida.

-¿Hola? – La voz de Samuel era tan cautivadora como siempre, magnética y agradable al oido.

Kathleen no pudo evitar sentirse nerviosa al escuchar su voz, lo que la hizo callar por un momento.

-¿Kate? –Samuel llamó.

Ella frunció las cejas.

-¿Estás viendo la transmisión en vivo?

-No – Respondió con voz ronca- Todavía estoy en la oficina. Tengo algunos asuntos que atender. ¿Pasa algo?

-Ya que estás ocupado, olvidalo -dijo rotundamente.

Ya son las ocho y él sigue en la oficina. ¿Es en verdad un amante del dinero? Alguien dijo una vez que el dinero es solo un numero para él. Ya es tan rico: ¿por qué sigue trabajando tanto?

–He terminado con el trabajo. Dime. -La voz de Samuel era muy suave.

Estaria dispuesto a escucharla aunque hablara durante toda la noche.

-Madeline vino aqui para el espectáculo de variedades. Desea verte-explicó Kathleen en voz baja.

Asintió al oírlo.

-El lugar donde vas a grabar el programa no esta lejos de mi oficina. Estaré alli en diez minutos

-Entendido–Ella asintid.

– Es este… tu numero de telefono? – pregunto Samucl con su Voz profunda.

-Si. -Kathleen asintió.

–De acuerdo. Lo recordare. -Sus labios se curvaron en una sonrisa-. Nos vemos pronto.

Dicho esto, colgo el telefono.

Kathleen seguia sintiendo que había algo raro después de su conversación.

Mientras tanto, Samuel se puso un traje negro. Con su figura alta y musculosa, y sus anchos hombros, desprendia una sensación digna ya la vez deliciosa.

Salio rapido del despacho y entró en el ascensor.

Mientras guardaba el número de Kathleen en su teléfono con el nombre de «Katie>> curvó sus finos labios en una sonrisa de satisfacción.

En el restaurante, Kathleen habia terminado de cocinar y llevó la comida a Federick y Madeline.

La chica reaccionó de repente.

-Huele tan bien.

-Si lo crees, entonces come. -Kathleen acarició el pelo de la chica-. Son macarrones con queso y se adaptan muy bien a tu gusto.

Madeline apretó su cuchara mientras respondia:

-No Quiero esperar a Samuel.

Kathleen se quedó sin palabras.

Federick se rió antes de explicar:

-No se puede evitar. Es lo mismo en casa. Una vez que sepa que Samuel viene, seguirá esperándolo.

-Entonces, el amor desaparece, ¿no? – Kathleen miró a Madeline miserablemente.

La chica parpadeo un par de veces

También me gusta Katie. Tu y Samuel me salvaron cuando me perdi. Los dos son buenas personas, y las buenas personas deberian estar juntas.

Kathleen se quedo de nuevo sin palabras.

Divertido por las palabras de su hija, Federick solto una carcajada, haciendo que Kathleen lo mirara con asombro sin palabras,

«Qué ticne de divertido esto?

-Pequeña. -Kathleen pellizco carinosamente la mejilla de Madeline, lo que hizo reir a la chica.

–Federick cómo le ha ido a Madeline este ano? -Pregunto Kathleen.

-Su estado ha mcjorado en verdad. Estoy muy agradecido al Sr. Macari. Hace medio año, mi empresa estaba al borde del colapso. Fue el quien me ayudó. -A continuación, Federick añadió-: Tal vez haya perdido algo por lo que desea obtener alguna compensación de Madeline. Hay que expresar algunos sentimientos hacia alguien.

Kathleen frunció los labios al oir eso.

-Oh, qué niña tan bonita -comentó Astrid mientras se acercaba-. Guapa, ¿puedes ser mi modelo?

Cuando Madeline vio a Astrid, la primera se escondió detrás de Federick.

-No te has escondido de mi, Madeline. ¿Significa eso que soy una buena persona a tus ojos? – pregunto John, intrigado

Madeline asintió como respuesta.

Estaba encantado.

-Que buenos valores morales a una edad tan temprana. Me gustas mucho.

-¡Oye! -Kathleen lo fulminó con la mirada-. Ten cuidado con lo que dices. Es una niña.

Madeline se aferró al brazo de Federick mientras se dirigia a John y le decía:

-Pareces mayor, asi que te llamaré señor.

John se quedó sin palabras.

Aloir eso, Kathleen se echó a reir.

–Te diriges a Samuel por su nombre como si fuera tu amigo intimo, ¿pero me llamas señor? Soy más joven que Kathleen. -John frunció un poco el ceño antes de continuar-: Eso no parece correcto. Tu eres mayor que yo, pero ella se dirige a ti como Katie ¿No es confuso?

-Eso no nos importa. -Federick le dedicó una media sonrisa-. Mientras Madeline sea feliz.

Astrid no esperaba ser ignorada por todos. Miró a Madeline y le dijo:

-Soy fotografa, Madeline. Puedo hacerte fotos.

Al decir esto, extendió la mano para tocar a la chica.

-¡Ah! -Madeline chillo, asustando a la primera

Kathleen fue de inmediato a abrazar a la chica. Sin embargo, una gigantesca silueta apareció ante ella v barrió a Madeline.

Kathleen levantó la cabeza y miro sorprendida a Samuel

– Portate bien. No llores -le dijo mientras cargaba a Madeline.

Federick sintió de repente que el, como su padre, era innecesario. No esperaba que su hija se calmara, limitandose a llorar en los brazos de Samuel, pero no armo ningún escándalo.

–Lo siento mucho -se disculpo Federick ante los demás. Mi hija es autista. Actúa asi cuando hay mucha gente. Lo siento.

-No pasa nada. Lo entendemos. -Todos fueron muy amables.

– No sabia que tenia autismo -murmuro Astrid.

Samuel le entregó a Kathleen la tranquila Madeline. Era como si fueran una familia de tres.

Federick se quedo boquiabierto, al ver que su hija se había convertido en un instrumento para reunirlos.

-Acabo de ver la transmisión en vivo. Cuando el Sr. Evans estaba hablando de la enfermedad de su hija, tu miraste hacia ellos. ¿Cómo es posible que no lo sepas? -Samuel la expuso friamente.

-Estaban demasiado lejos. No pude oir nada. -Astrid parecia un poco nerviosa.

-¿No pudiste escuchar nada? -Samuel se burló- ¿Quieres que llame a un profesional para que compruebe los decibelios?

Astrid se quedó boquiabierta.

-Además, cuando la tocaste por primera vez, ella mostró una evidente resistencia, pero tú sigues queriendo acercarte a ella. ¿Qué pretendes?-continuo.

Sus palabras hicieron que su cara se sonrojara de vergüenza.

-En verdad no lo hice a propósito. Debes creerme.

Kathleen estaba a punto de hablar, pero Samuel se le adelantó.

–Tenga en cuenta su identidad, Sra. Holloway. Este no es un lugar donde pueda comportarse atrozmente.

Tras decir esto, se sentó.

Los ojos de Astrid se pusieron un poco rojos mientras se disculpaba:

-Lo siento de verdad, senor Evans. No lo hice a proposito.

Federick respondió tranquilo:

– Espero que no vuelvas a hacer algo asi.

Astrid respiro profundo antes de mirar a Kathleen de reojo.

-Kathleen, lo has sabido todo cl tiempo. ¿Por qué no lo mencionaste antes? -refunfuño.

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